La tecnología digital permite actualmente grabar y editar imágenes con una cierta calidad y a un costo muy reducido. Esto ha producido un notable aumento, entre otros productos, de los vídeos promocionales o explicativos que tratan sobre instituciones de la Iglesia de modesta envergadura, como centros parroquiales, centros educativos, asociaciones, santuarios, etc.
En muchos casos, estos vídeos están elaborados por voluntarios que trabajan habitualmente en la misma institución. Esto supone una ventaja a la hora de cuidar los contenidos que se desean transmitir, pero presenta también algunos inconvenientes: sobre todo a la hora de presentar esos contenidos, de forma que puedan ser interesantes e inteligibles para un público ajeno a la institución eclesiástica en cuestión, e incluso ajeno a la religión. Además, el hecho de llevar a cabo una producción excesivamente in home, frecuentemente deriva en una escasa calidad de las imágenes, de la edición, etc.
Con algunos ejemplos tomados de la experiencia como profesor de Comunicación Audiovisual, el autor pretende establecer algunos parámetros de calidad, tanto por lo que se refiere al aspecto técnico como, sobre todo, a los modos de configurar esos contenidos. Al tratarse de contenidos, a priori, complejos -pero con gran potencialidad estética-, resulta aconsejable la aplicación de algunas técnicas narrativas (poéticas) y argumentativas (retóricas), que han de tenerse en cuenta incluso antes de empezar a filmar.