El golpe del destino en Macbeth. Shakespeare en respuesta a la unidad de tiempo aristotélica
Fernando Zamora
Apenas ha caído la noche en Escocia. El rey Duncan, agotado, ha decidido dormir temprano. Macbeth y su mujer entran a su habitación y lo asesinan. Suena un golpe en las puertas del castillo. Un borracho despierta, Macbeth se queja: Ni toda el agua del océano podría lavar esta sangre. Las puertas del castillo se abren. Es ya de mañana.
El presente trabajo analiza los recursos utilizados por Shakespeare para condensar en escena unas cinco horas en pocos minutos. Este recurso, muy propio del cine (en cuyo argot se conoce como elipsis), se opone radicalmente con lo que los tratadistas italianos interpretaron de la poética de Aristóteles (en particular del pasaje 1459b) y que se convirtió en el siglo XVI en una de las inamovibles "unidades aristotélicas" contra las cuales pugnaron autores de la talla de Shakespeare, Lope de Vega y Miguel de Cervantes Saavedra. Se trata de una breve reflexión en torno a los excesos a los que condujo una sobreinterpretación de la Poética y lanza al aire la siguiente pregunta: ¿Los manualistas de cine no están también sobreinterpretando a Aristóteles cuando afirman que en el terreno del guionismo ya todo ha sido dicho por el genial filósofo griego?