El escándalo de la poesía.
La relación entre historia acaecida y sentido histórico en El cazador
María Muruzábal
Cuando, en 1978, El cazador fue estrenada en Estados Unidos, causó una gran conmoción. No sólo se trataba de la primera película A (de alto presupuesto en Hollywood) en tratar Vietnam, sino que --hasta entonces-- había pasado desapercibida. Desde 1976, se esperaba que el resultado del sonado rodaje de Apocalipsis Now. De ahí la sorpresa con que se recibió esta cinta producida por una compañía hasta entonces musical, EMI. Pero la sorpresa no se limitó a las formas: el contenido de El cazador no podía dejar indiferente. La película contaba la historia de tres jóvenes estadounidenses que salen de su pequeña comunidad ucraniana de los Apalaches hacia Vientam, y regresan --los que regresan-- tocados por el horror. El filme contó con fervorosos admiradores y acérrimos críticos. A la cinta se la acusó de “xenófoba”, “derechoide” y “mentira histórica”. El motivo, la representación del juego de la ruleta rusa con la que el director, Michael Cimino, pretendía simbolizar el terror, el azar, la espera y los nervios que constituyen la guerra. Lo cierto es que el motivo resultó históricamente falso: los norvietnamitas nunca jugaron a la ruleta rusa con los presos norteamericanos. Y decir lo contrario parecía justificar la intervención estadounidense en Vietnam. Pero Cimino insistía en que, tras la falsedad histórica, se hallaba una gran verdad poética: la del sentido de la Historia. A raíz de este caso, esta ponencia profundizará en la relación que existe entre historia acaecida y sentido histórico.